La regaña es un producto alimenticio tradicional de Andalucía, España, que se consume como aperitivo o acompañamiento en las comidas. Se trata de un tipo de pan crujiente y fino, similar a una galleta, que se caracteriza por su forma irregular y su textura crujiente.

El origen de la regaña se remonta a la época de la dominación árabe en la península ibérica. Durante este periodo, los árabes introdujeron técnicas y ingredientes culinarios que influyeron en la gastronomía de la región. Uno de estos ingredientes fue la harina de trigo, que se utilizaba para elaborar diferentes tipos de pan, entre ellos la regaña.

La regaña se elabora con harina de trigo, agua, aceite de oliva, sal y levadura. La masa se amasa y se estira muy fina, luego se cuece en el horno hasta que adquiere una textura crujiente. En algunos casos, se le puede añadir especias como el comino o el ajonjolí para darle un sabor más característico.

En Andalucía, la regaña es muy popular y se consume de diferentes maneras. Se puede servir sola como aperitivo, acompañada de aceite de oliva y sal, o se puede utilizar como base para montaditos, tapas y otros platos. También se utiliza en algunas recetas tradicionales como la ensalada de regañás, en la que se desmenuza la regaña y se mezcla con otros ingredientes como tomate, pimientos, atún y aceitunas.

La regaña se ha convertido en un símbolo de la gastronomía andaluza y se puede encontrar en muchas panaderías y tiendas de alimentación de la región. Su textura crujiente y su sabor suave la hacen muy versátil y apreciada tanto por locales como por turistas. Es un producto que ha perdurado a lo largo del tiempo y que forma parte de la rica tradición culinaria de Andalucía.